jueves, 20 de marzo de 2014

Ella apunta. Yo disparo. Errantes: exposición fotográfica

Decía Susan Sontag que el fotógrafo es un paseante solitario, que explora, acecha y cruza el infierno urbano. Es un caminante voyeurista que descubre en la ciudad un paisaje de extraños voluptuosos. 
Yo he sido un fotógrafo de esos la mayoría de las veces. Había días, horas, en que la soledad me llegaba a pesar más en el cuello que la cámara. Pero las otras veces he estado acompañado, y no de mi mismo, sino de unos ojos pequeños que al igual que yo han buscado en ese mundo abigarrado alguno que otro destello de la realidad y el tiempo para detenerlo y conservarlo siempre con nosotros. 
Arazú se llama ella. Un nombre misterioso y atractivo. Ella y yo nos hemos dado a la tarea de escribir a cuatro manos con la luz, de plasmar a cuatro ojos el tiempo que vacila y promete dejarnos lo más pronto posible. Gracias a Ella y a la cámara, que en ocasiones traigo cosida al cuello, he podido conservar imágenes que necesariamente tenían que haber terminado en fotografías. Es por eso que mi última exposición se llamó "Errantes" porque en eso nos hemos convertido desde que compartimos el tiempo juntos. Y henos aquí, ella continua apuntando y yo disparando. ¡Qué dicha!



















domingo, 22 de diciembre de 2013

De último momento: 10 libros para regalar.


Antigua Luz de John Banville (Alfaguara) Dicen los críticos que novelas como esta deberían vender más que Cincuenta sombras de Grey, y cómo no! Si es una novela bellísima. Banville es un maestro. Es una novela de esas que siempre recordaré. Narra la relación amorosa entre un adolescente y una mujer madura. La relación entre el pasado y presente de un hombre. Inicia así: "Billy Gray era mi mejor amigo y me enamoré de su madre. Puede que amor sea una palabra demasiado fuerte, pero no conozco ninguna más suave que pueda aplicarse". Una maravilla. 



Los detectives salvajes de Roberto Bolaño (Anagrama) sería un excelente regalo, pues desde la primer página mantiene al lector pegado al libro hasta terminarlo. Esta divida en tres partes. La primer y la tercera pertenecen al diario del poeta juvenil Juan García Madero, aunque la segunda parte está ambientada en el desierto de Sonora donde junto con sus amigos buscan a una poeta desaparecida. La parte intermedia versa sobre testimonios de 52 personajes donde se recogen las vivencias de los poetas Ulises Lima y Arturo Belano, personajes celebres de Bolaño. Este trío hace un tributo al infrarrealismo buscando a una poeta desaparecida en el norte del país, Césarea Tinajero. 



Di su nombre de Francisco Goldman (Sexto piso) En el 2005 el escritor y periodista Francisco Goldman se casó con la joven escritora mexicana Aura Estrada. Dos años después, en julio de 2007, Aura fallece debido a un accidente en las playas de Oaxaca. A partir de ese suceso, la vida de Francisco cambia por completo. El duelo lo lleva a caer en picada de manera precipitada. Di su nombre es la historia de ellos dos. La historia vivida y contada por Francisco, es una crónica del luto por la muerte de la pareja, del lamento por el duelo, del intento por no olvidar cada detalle al lado de su esposa, del intento por pensar en lo que pudieron haber realizado juntos. Es una historia bellísima, pero inmensamente triste. Sólo el dolor por la pérdida de la persona amada puede crear letras como estas. Léalo. "Quiero a mi amiga de vuelta pensé, hablábamos en señas y hacíamos un gran equipo. Quizá estoy harto de que la gente no entienda cómo es esto, aunque no le deseo a nadie tener que vivirlo...No la sueltes si la tienes. No la sueltes, pensé, ese es mi consejo para todos los vivos. Aspírala, pon tu nariz en su cabello, aspírala a profundidad. Di su nombre, siempre será su nombre, ni siquiera la muerte puede arrebatarlo. El mismo nombre tanto viva como muerte, por siempre. Aura Estrada. 


El complot mongol de Rafael Bernal es considera como la pionera de la novela negra mexicana. El protagonista, Filiberto García, es un matón a sueldo del gobierno mexicano. Un ex revolucionario que no teme matar ni morir. Deambula por los barrios chinos de la ciudad del México de los 60`s y es contratado para desenmascarar un supuesto complot que se gesta desde Mongolia hacia el presidente Mexicano. Compuesta de humor negro y las características del triller, el Complot Mongol se lee de corridito y se difruta.


El gran Gatsby de Francis Scott Fitzgerald (Alfaguara) que se publicó por primera vez en 1925, está considerada como La Gran Novela Americana. Simboliza el triunfo, la juventud, la caída, la decandencia y la tragedia que fueron constantes en las obras de este escritor. Sólo resta decir que es imprescindible para toda biblioteca.

Llamadas de Amsterdam de Juan Villoro es, según sus palabras, como un bolero literario . Es un historia de amor, llena de coincidencias, separaciones, misteriosas oportunidades de reencuentro. Los protagonistas de esta novelita inventan una realidad alterna construída por llamadas telefónicas desde Amsterdam, tan cerca y tan lejos, llamas para darse una oportunidad de reconstruir todo, lo que han perdido, lo que tuvieron, lo que podrían tener. "En los grandes romances los sentimientos son más intensos que los hechos y Llamadas de Amsterdam comprueba esa sentencia" dicta la reseña. 


Los pájaros amarillos de Kevin Powers (Sexto piso)  es un librazo!!! Power, quien formara parte del ejército estadunidense que estuvo en Irak hace una década ha escrito una hermosa novela la cual ya ha sido comparada con otras grandes que tocan el tema de la guerra como las de Hemingway, o Sin novedad en el frente o bien con esas crónicas devastadoras de Norman Mailer. Es un obra cruda aunque su lenguaje raya en lo poético. Cuenta la historia del soldado Bartle y su amigo Murphy de 18 años, al cual trata de cuidar en la guerra. Pero deja entrever desde los ojos del excombatiente el sin sentido de esta invasión que únicamente produjo muerte y recuerdos funestos que no permiten jamás conciliar el sueño."Extraña era la bala que llevaba tu nombre, la bomba enterrada para ti. Esas eran las cosas a las que estábamos atentos" 


Océano Mar de Alessandro Baricco (Anagrama) cuenta que hace muchos años, a orillas de un océano llegó un hombre. Lo había llevado hasta allí una promesa. La posada donde se hospedó se llamaba Almayer. Siete habitaciones. Extraños niños, un pintor, una mujer bellísima, un profesor con un extraño nombre, un hombre misterioso, una joven que no quería morir y un cura cómico. Todos están allí buscando algo. Un equilibrio sobre el océano. Se puede leer como un poema en prosa, como una novela de aventuras, como una obra de suspenso, como un tratado filosófico, la exquisitez de la escritura de Baricco la hace imprescindible.  


Persona normal de Benito Taibo (Planeta) cuenta la historia de Sebastián, quien  apenas cumple los doce años cuando queda huérfano. La pérdida de sus padres lo lleva a vivir con el tío Paco y comenzar a descubrir el maravilloso mundo de la literatura con la biblioteca que el tío irá regalándole paulatinamente. Así, Sebastián, montado en sus libros irá viviendo diferentes aventuras. Conocerá a vampiros, luchará en las Termópilas, será testigo de un asesinato en Venecia. ¿Acaso no es una persona normal? Un lindo tributo a la literatura y una manera inteligente y bella de promover la lectura a través de las aventuras de un niño. 


Tombuctú de Paul Auster (Seix Barral) Mr. Bones es un perro sin raza, sin distinción. Acompaña a su amo Willy en su trajinar por la vida, en su trashumancia por las calles sucias y olvidadas de cualquier ciudad estadunidense. Willy es un poeta en decadencia, enfermo, cree que al morir llegará a ese lugar más allá del paraíso donde sólo van los poetas: Tombuctú. Mr. Bones se quedará solo, sobreviviendo en las calles, defendiéndose de la maldad de los humanos que ven en un perro un blanco perfecto para asestar la patada del desprecio. Mr. Bones no quiere estar sin Willy, es por eso, a como dé lugar, buscará seguirlo hasta Tombuctú. Una novela que deja una cruda literaria como casi todas las de Paul Auster que nos habla de esa relación entre el perro y el hombre, inimaginable. 

martes, 26 de noviembre de 2013

Zacatecas: tan lejos de los libros y tan cerca del PRI y McDonald´s

Alejandro Ortega Neri


Leo desde el autoexilio, que mi tierra, Zacatecas, es azotada no solamente por el frío sino también por la ineptitud del Gobierno Municipal de Carlos Peña, que a meses de las elecciones sigo sin entender cómo pasó de ser el que cargaba el portafolio y le contestaba el celular al gobernador a Presidente Municipal.

Ya desde su campaña se auguraba cómo sería su gobierno, pues recordemos sus mítines proselitistas donde invitaba al electorado a presenciar en pantallas gigantes el final de una telenovela de Televisa acompañada de palomitas para todos.

Ahora, ya en la presidencia, ha prohibido que la tradicional Feria del Libro que viene instalándose desde hace 25 años en el Portal de Rosales del centro histórico de Zacatecas se lleve a cabo, esto por petición de locatarios instalados en ese pasaje comandados por la trasnacional McDonalds, con el argumento de que los libros afean el lugar. No me sorprende lo de los locatarios, año con año se han quejado de esta feria, lo que me sorprende es la aquiescencia del edil priista que prefiere las ventas de un negocio advenedizo que tiene apenas 3 años en ese espacio a toda una tradición que además propaga cultura a través de sus letras.

Carlos Peña no entiende la importancia de la Feria del Libro, no se percata que con su desaparición de ese sitio condena a sus gobernados a un retroceso a pasos agigantados en lo que respecta a llevar las letras a toda la gente, que para eso se hacen este tipo de actividades, para estar más cerca del público, para que si la gente no va a las librerías vean que los libros si pueden ir a ellos, atravesarse en su camino, seducirlos con algún título, una portada, o el simple olor.

No entiende y desconoce la memoria histórica de los zacatecanos, quienes nos hemos apropiado de ese lugar para colocar libros, que nunca  afean, al contrario y como decía una joven escritora estadunidense, no hay nada que embellezca tanto un espacio como lo hacen ellos. Desconoce la historia de esta feria porque cuando comenzó, él apenas era un niño y jugaba muy lejos de la capital, en Río Grande.

Los libros no muerden, al contrario son, como dice Benito Taibo “tabla para el náufrago, escudo para el bueno y horca para el ruin, paraguas para el sol y la lluvia…El libro es jardín que se puede llevar en el bolsillo, nave espacial que viaja en la mochila, arma para enfrentar las mejores batallas y afrentar a los peores enemigos, semilla de libertad, pañuelo para las lágrimas. El libro es comida, techo, asiento, ropa que me arropa, boca que besa mi boca. Lugar que contiene el universo.” Carlos Peña Badillo no entiende esto y prefiere que el zacatecano y el zacatequense se quede sin letras pero con muchas hamburguesas. 

Por último informan que la Universidad Autónoma de Zacatecas ha salido al quite y brinda el espacio del Teatro Fernando Calderón para la exposición, actitud plausible de una institución que parece estar dormida también, pero no dejan de ser libros fuera de la calle, lejos del alcance del público. Dicen que la inteligencia y la libertad de una sociedad se mide en el grosor del polvo y la humedad de los libros, y en Zacatecas, con el PRI, con Carlos Peña y ahora con el McDonlad´s, los libros están muy llenos de polvo. Lamentable! 




martes, 12 de noviembre de 2013

Ése soy yo

Ése soy yo.
(J.Luzón)

Soy una mancha,
un borrón.
La caricatura difusa de un payaso que el espejo refleja.
Soy lágrimas que gotean de la herida abierta,
soy la sangre que mancha el lavaba manos,
la pasta, los pelos regados.
Soy el trapo vil que yace vulnerable
en el piso donde mueren cucarachas
bajo el cúmulo del rencor.
Soy lo perdido,
lo podrido,
la caricia fallida,
el beso congelado.
Soy el semen,
los mocos que ensucian las sábanas que se quedaron sin historia.
Soy la oscuridad,
el dolor de muelas,
el golpe en la nuca que no deja dormir.
Ése soy yo.

jueves, 11 de abril de 2013

De militares románticos y viajes sin audífonos. Crónica de un viaje a través de territorio narco.

TEXTO Y FOTOS: ALEJANDRO ORTEGA NERI 
Sentí que me moría. De un tiempo a esta parte, la melomanía es una hermosa enfermedad que estar un día sin dosis de música es mortal. Y sí, sentí que me moría al salir de casa con prisa y no llevar conmigo los audífonos que se han convertido en una parte de mi, los que siempre me acompañan en giras de trabajo, en aventuras. 
¿Por qué mortal? se preguntarán. Era un viaje largo, tres horas de ida, tres de vuelta y la compañía para tal empresa eran nada más y menos que militares. De mirada subrepticia, cabello hirsuto y un hermetismo inefable. 
Viajábamos a Nochistlán, Zacatecas. Lugar donde abunda la tuna, sitio fundado en 1532 aproximadamente y nombrado pueblo mágico hace apenas unos meses. Un viaje largo, en una camioneta cómoda, pero sospechosa, Suburban roja sin placas, conducida por un civil serio y custodiada por dos vehículos militares. 
Efectivos del ejército mexicano, habían localizado dos laboratorios más donde se producía la droga sintética conocida como cristal, además de una casa para la misma empresa y el aseguramiento de un rancho lujoso, aunque en obra negra, que ocupaba media hectárea de longitud. 
Hacia ahí nos dirigíamos. 
Comencé a sentir que moría por haber olvidado los audífonos cuando, la camioneta sin estéreo, obligaba a que viajeros activaran su celular con una serie variopinta de música, entre las cuales descollaban la tradicional banda, y una que otra canción de Ricardo Arjona, nocivo para mis oídos.  
Pero no todo estaba perdido, afortunadamente llevaba en mi mochila un libro para perderme en él y no escuchar la terrible voz, y las horribles composiciones del guatemalteco. Me sumergí en historias de la independiencia de países africanos, leí sobre el parlamento en Tanganica, sobre la revolución de independencia de Argelia y su líder Ben Bella, sobre la xenofobia de los afrikaners y otras historias más, contadas por el gran Kapuscinsky en un libro que además contaba una historia sobre fútbol. 
Pero, como dije, no todo estaba perdido musicalmente. Ya en la basa militar improvisada en un lienzo charro a orillas de la carretera, cambiamos de vehículo. Una Cheyene camuflada, dirigida por un comandante, un loco enamorado que durante el trayecto a los sitios de operaciones, nos deleitó con un sublime listado de baladas clásicas, que fueron desde The Beatles, pasando por Barry White, Tracy Chapman hasta "Don´t cry" y "November rain" de Guns n´ Roses. La situación parecía inverosímil, viajando en una camioneta militar, en una zona caliente donde se elaboran grandes cantidades de droga y nosotros sumidos en la miel de las baladas del siglo pasado. Como una escena de Tarantino, donde el ritmo de las escenas y la banda sonora nunca concuerdan. 
Llegamos a los sitios. Primero Tlachichila, comunidad colindante con el municipio de Apulco. Foreigner amenizó la entrada por una larguísima terracería, pues nos habíamos alejado 40 kilómetros de la cabecera municipal y llegaríamos a un laboratorio, que hasta la fecha cumpliría aproximadamente dos años de haber estado funcionando. En el lugar, tanques de gas y oxígeno, botes para capacidad de 200 litros de agua, restos de la droga llamada cristal, guantes de látex y un hedor penetrante. 
Siguiente punto, un rancho con longitud descomunal, casi media hectárea, y a pesar de encontrarse en obra negra apenas, dejaba entrever la riqueza, la opulencia que los integrantes de los cárteles de la droga poseen. Y es que en esta región, que colinda con los municipios de Aguascalientes y Jalisco, se ha dedicado a la producción del cristal, y es que tan sólo un kilogramo de esta sustancia cuesta 100 mil pesos, por lo que la producción al mes es bastante intensa. La derrama económica, según informaron las fuentes castrenses, es de 400 millones de pesos al mes aproximadamente, lo que se refleja en los inmuebles que mandan construir escondidos en la sierra de la región de los cañones en el sureste zacatecano.
El rancho, ubicado en la comunidad Mesa de Frías, a 15 kilómetros de Nochistlán, cuenta con un quiosco, enormes palapas, cocheras y en las jardineras pequeñas cantidades de marihuana sembrada.
Siguiente parada. Una casa antigua, pequeña, con olor a sustancias químicas para crear la droga. Un puma victima de una taxidermía fallida y habitaciones con fotos revolucionarias y una panoplia de ajadas armas arrumbadas, herrumbrosas. Estar en el lugar dio la sensación de presenciar más una colección de museo o bien una tienda de antigüedades que una casa de narcotraficantes. 
Última parada, Calle Allende #61 en el centro de la cabecera municipal. A escasos 200 metros de la alcaldía municipal, se localizó una casa donde igualmente se empaquetaba la sustancia ilegal que estaba caracterizando esta visita. El cristal.
 Nochistlán pasaba de ser un pueblo mágico a una ciudad cristalina, bromeaban algunos. 
El regreso se acercaba y la música en la cheyene no cesaba. Las baladas clásicas habían terminado pero continuaba la programación con Salsa, que también el comandante melómano como yo, cantaba cada estribillo y coro de la canción que saliera. Yo no traía audífonos. 
Lo último, antes del regreso, fue una frugal comida fría, pero bien sazonada, que disfrutamos más por el hambre y que en medio de un intenso aire apenas pudimos comer. Iniciaba el regreso, otra vez la camioneta roja sin placas, otra vez apretados en el interior de ella, otra vez sin estéreo, otra vez con la música de un celular ajeno, otra vez Arjona, otra vez sin audífonos. Sí, volví a sentir que moría. Pero primero tenía que traer las fotografías.