lunes, 18 de marzo de 2013

Entre historias y palabras: fotografía sobre literatura

Escribir con la luz

Carlos Alberto Navarrete

Pertenece al cada vez ya más raro grupo de los fotógrafos cultos, literarios. Y asiste todos los días a la puesta en escena de la obra que significa la vida. Pero no únicamente  como un espectador de la estirpe de la mancha que confunde la literatura con la vida, sino como un cazador de instantes que busca atrapar la esencia literaria que encarnan las situaciones más cotidianas a través de un relámpago, un parpadeo.
Fernando Nogueira Pessoa aseguró que la literatura como todo arte es la demostración de que la vida por sí misma no basta. Esto lo sabe bien Alejandro Ortega Neri, quien ha podido a partir de la luz encontrar la otra parte, el complemento de la vida.
La biografía de un fotógrafo como la de un escritor está conformada por la historia de su estilo. Las 18 imágenes aquí expuestas son la comprobación de ello. Sugieren más de una trama debido a la experiencia desarrollada por el ojo que acechó el momento preciso para empezar a narrar. Escribir con la luz.
            Así como los libros clásicos que no cesan de hablar, de acuerdo a lo que escribiera Calvino, pareciera que estas fotografías buscan alcanzar un nivel de plurisignificación propio del leguaje literario.
            El receptor puede encontrar no sólo alusiones evidentes al océano mar o a la lectura; o a la horda de desconocidos que diariamente se cruzan por las calles de una ciudad invisible sin siquiera mirarse. Las historias retratadas están en condiciones de ser leídas como el texto abierto que son.
            Un prototipo de detective digno de Raymond Chandler que bien podría pasar también por un exorcista. ¡Neri, aquí!, nos advierte una de las imágenes yendo más allá de sí misma, pues funge como una especie de meta fotografía que desvela a aquel que se esconde detrás de las 18 tramas.  
            Faltan unos cuantos días para el 21 de diciembre. Seguramente las historias seguirán después de esta fecha marcada por algunos como apocalíptica. Sin embargo, nunca está de más invocar a Vila-Matas, quien asegura que la literatura puede salvar al hombre, hasta en lo imposible.
  





"Entre historias y palabras"


  "Son los libros las vacaciones más baratas que podemos pagar" 
Charlaine Harris 


"Era asquerosamente culto, su biblioteca ya rebasaba los volúmenes, pero los libros no le habían dado la inteligencia para vivir. Al contrario, se refugiaba en ellos porque sabía que su vida era un derrumbe filmado en cámara lenta"
Enrique Serna 


"Siempre imagine que el paraíso sería un tipo de biblioteca" 
Jorge Luis Borges


"Solo, en medio de la playa Bartleboom miraba. Descalzo, con los pantalones remangados para no mojarlos...ahí acaba el mar" 
Alessandro Baricco 


"Esperando a Robert Capa" 


"La máquina de Paco"


"En la plaza hay un murete donde los viejos miran pasar la juventud: el hombre está sentado en fila con ellos...los deseos ya son recuerdos"
Italo Calvino 


"Lo que bien se aprende, Macho, nunca se olvida, y menos a alguien como usted, vamos a bailar mi rey"
Armando Ramírez 


"-Cian, ¿acaso recuerdas nuestro pacto de jamás decirnos cursilerías?
-Claro, ¿acaso piensas romperlo justo ahora?
-Espero que no sea así, pero debo decirte que me gustas por guarra, amor.
Nos besamos"
Juan Hernández Luna 


"PIT II"


"Las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y temores, aunque el hilo de su discurrir sea secreto, sus normas absurdas, sus perspectivas engañosas, y cada cosa esconda otra"
Italo Calvino 


"En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscan otras miradas, no se detienen"
Italo Calvino


"Tributo a Lichi"


"No importa, ya nada importa, asegura Leonora, que ha volado lejos"
Elena Poniatowska


"La novela policíaca" 


"Los libros no se hicieron para servir de adorno, sin embargo, nada hay que embellezca tanto como ellos"
Harriet Beecher Stowe


"Entre historias y palabras" 

lunes, 11 de marzo de 2013

“Me dedico a hablar de cosas que no existen”: José Ignacio Valenzuela

En días pasados, el escritor chileno, José Ignacio Valenzuela conocido también como “Chaskas” estuvo en Zacatecas en la gira del segundo libro de La Trilogía del mal amor, subtitulado este como La raíz del mal. Y tuve la oportunidad de platicar con él, esto es el resultado.

“Me dedico a hablar de cosas que no existen”: José Ignacio Valenzuela

José Ignacio Valenzuela es un escritor nacido en Santiago de Chile, un país donde existe una tradición literaria inmensa. Alejandro Zambra, chileno también, decía una vez en una conversación en el Hay Festival, ahora extinto en la ciudad, que en ese país andino todo mundo quería ser poeta, debido al histórico legado de Pablo Neruda.
Sin embargo han surgido nuevas generaciones de excelentes escritores,  sin olvidar, claro está,  a algunos ya consagrados y respetables como Antonio Skármeta, o el genial Roberto Bolaño, pero donde han destacado figuras como Hernán Rivera Letelier o de los más jóvenes como el mismo Alejandro Zambra y su fina escritura. En este contexto de la literatura chilena, aparece José Ignacio Valenzuela, quien ahora realiza una extensa gira presentando una historia que ha cautivado a miles de jóvenes en el continente americano, una historia de suspenso ambientada en la Patagonia y que la reconocida editorial Alfaguara ha lanzado en la colección para jóvenes en unas excelentes ediciones.

“Yo escribí el libro que me hubiera gustado leer en el colegio”

La trilogía del malamor es una historia de suspenso que tiene como protagonistas a Ángela y Patricia, estudiantes de antropología que discuten cuando la segunda roba la idea de una investigación a Ángela sobre una leyenda en un pueblo remoto de la Patagonia, donde todo aquel que ose enamorarse morirá. Por lo que ambas viajarán hasta el lugar para poner a prueba la veracidad de la leyenda, trayendo con esto consecuencias funestas.
Empero, reconoce Valenzuela, que la novela no estaba pensada en ser destinada al público juvenil, sino para adultos como los otros 12 libros que ha escrito. Sin embargo el tema fue el que llevó a que la novela se destinara para jóvenes.
“A lo mejor pasó que yo en el colegio siempre fui muy crítico de los libros que me daban a leer. Yo pensaba que era un desperdicio de lectores, ponerte a leer la Odisea a las 11 años, el Quijote a los 12, lo que genera es rechazo más que acercamiento. Entonces yo escribí el libro que me hubiera gustado leer en el colegio, el que me hubiera gustado que mi maestra me diera”
Y así fue como La trilogía del malamor quedó orientada a ese público, y ahora se ha convertido en un fenómeno entre los jóvenes. Tiene una fan page en la red social en Facebook y que cuenta con más de 20 mil seguidores. Existen también siete clubes de fans en México y en otros países de América. En Chile se recomienda en las escuelas, incluso en algunas ya lo tiene como lectura obligada en la asignatura correspondiente. Es un libro que está dejando un eco entre los jóvenes.

“García Márquez Tiene la culpa de todo”

El escritor, además de eso, de crear historias, de inventarlas, de contarlas, es también un lector voraz. Tienen también escritores favoritos, figuras que los han motivado, los han influenciado, los han inspirado para comenzar una carrera como escritores.
            Para Valenzuela “García Márquez tiene la culpa de todo”. Y es que cuenta que su abuela, la cual dice que era una loca, cuando el apenas tenía 13 años de edad le regaló Crónica de una muerte anunciada del Nobel colombiano. Y ese libro lo marcó. “lo leí y no pude dormir. Ese libro me obsesionó de tal manera, porque su estructura es perfecta, la crónica es perfecta, circular. Es un libro que leo y re leo” 
            Pero no fue solamente fue el Gabo el que lo motivó, sino también el mexicano Juan Rulfo y su Pedro Páramo, “otro libro que leo y quedé delirando…para mí no hay nadie mejor que Rulfo. Para escribir la trilogía me lo he leído siete veces Pedro Páramo” cuenta, y es que lo que buscaba Valenzuela era emular ese manera rulfiana de mostrar el espíritu de las personas y los lugares, porque al entrar en la Patagonia, al igual que Comala, cambia la vida.
            Julio Cortázar es también un escritor que lee y re lee constantemente. Así como al escritor contemporáneo también de origen mexicano Guillermo Fadanelli, al cual reconoce que admira bastante y que le daría pudor encontrárselo porque no sabría qué decirle.
            Para Chaskas, las historias escritas por estos hombres de letras, son libros que le tocan gustos muy particulares “son libros que siento que los escribieron para  mí”

El ser humano más aburrido del mundo.

“Creo ser, el ser humano más aburrido del mundo. Lo único que sé hacer es escribir” Dice con un semblante pensativo, cuando le pregunto que aparte de escribir qué más hace, qué otros hobbies tiene. Pero reconoce que es un gran consumidor de arte, que necesita exposiciones de pintura, conciertos de ópera, cine  ” y es terrible porque el cine que se hace actualmente cada vez me gusta menos”
            “Trato de rodearme de estímulos permanentemente. Otros estímulos que he encontrado y que no renunciaré nunca a ellos son los viajes y la comida, es lo que me mantuvo en México 10 años, la comida”
“Yo me dedico a escribir, me dedico a hablar de cosas que no existen, en un mundo donde las cosas que no existen le importan a muy pocas personas, o por lo menos a un grupito muy reducido. Donde cada día es más difícil entusiasmar por medio de la letra, donde cada día a los gobiernos y a los secretarios de educación le importa menos los libros, donde las campañas de lectura parecen hechas para que la gente no lea”
Este es el ambiente donde se desenvuelve José Ignacio Valenzuela, además de escribir guiones para televisión y cine, pero que con La trilogía del malamor  está creando algo ya sumamente importante, y estos es que la juventud lea.