martes, 15 de enero de 2008

Otro dedicado

Es así

Para ti

Más que a la soledad y a la penumbra le temes a las ratas que rondan por ahí mientras la esperas recargado en la entrada a su trabajo. Deseas que salga pronto porque los brazos se inquietan y ruegas que no haga calor para poder abrazarla. Hoy has decidido que un sucio camión no te la arrebatará, la llevarás a un lugar cómodo a beber café a sorbos. Quieres que se apaguen todas las luces de la ciudad para que solamente queden las estrellas, ella y tú y ver su rostro iluminado y sonriente, sus ojos perdidos en el firmamento y escucharla agradecer en voz baja por el espectáculo natural divino, mientras tú te ahogas más en el encanto después del naufragio cotidiano.
Hoy has pensado en llevarla a caminar por otras calles y que sus voces cuenten la rutina y sean interrumpidas de vez en cuando por los labios que besan la mejilla, o por cantos de canciones tiernas, y cantar sin pudor como si fueran los personajes de un musical cinematográfico.
El desenlace de la noche no es como el de los musicales, pero se funden en un abrazo y vuelves de regreso a casa con las palabras enredadas en la lengua. Quieres hablar y no puedes, quieres prenderle fuego a las naves mas no como el viejo conquistador, sino como un asesino serial que mata pasados esperando un futuro mejor. Pero es tarde y la oscuridad los invade y te buscas hasta en los bolsillos y la guantera del carro algún inocente subterfugio para que el camino a su casa se prolongue, pero el tiempo no se detiene y el aire languidece. La noche acaba y regresas repitiendo su nombre.

Hoy sabes que lo veras, el timbre del teléfono te avisará que te espera en la entrada y lo imaginas bajo la luz del farol inquieto y temeroso ante las ratas que rondan por ahí. Jamás imaginas que con una mirada y un abrazo lo tranquilizas, lo envuelves en una burbuja y lo alejas del mundo. Sabes que te quiere porque cada día te lo dice o te lo escribe incontables veces, pero quizá no sepas que cuando te da el primer abrazo quisiera ya no soltarte.
Le cuentas tu día mientras caminan y sus labios tocan tu mejilla, ¿sabes cuánto te quiere? ¿Sabes que cada noche desea que todo se apague y sólo queden las estrellas, él y tú? Quiere verte sonreír y así poder decirles a ellas que alguien brilla igual.
Caminan sin rumbo y si fuera por los dos llegarían al lugar más lejano si el aliento los dejara. Sueñas con viajar y ambos planean una travesía juntos que algún día, el menos esperado, llegará. Tal vez vuelen al norte y se pierdan entre colores abigarrados, o posiblemente emigren al sur y terminen desfallecidos en la cima de los andes, pero hoy estás cansada y tienes sueño, y te preocupa tu trabajo y la camisa de un desconocido.
Él no quiere que te vayas y todo termine así, y le consientes que haga el viaje más largo hasta tu descanso, porque esa noche, no permitió que un camión te alejara. Cantan juntos una canción tierna y la vuelven a cantar cada vez que ésta acabe, luego viene el final y el te abraza y te dice una vez más, quizá la milésima en el día, que te quiere y tu le contestas que también y se ríen porque tu rostro esta completamente pegado a su pecho y tu respuesta es ininteligible. Pero él también pierde el habla mientras el tiempo no se detiene y el aire languidece. Tú cierras la puerta del coche y la oscuridad te traga mientras él arranca para regresar a casa repitiendo tu nombre. Y cuando comienzas a soñar con él y tu cuarto como harem, lleno de velos, él piensa en escribirte unas letras.

Aljeorne

1 comentario:

Zu dijo...

La camisa de un desconocido?

Repitiendo su nombre?